Perder a un ser querido nos cambia para siempre. Sé esto personalmente por haber perdido a mi hija mayor, Jenna, cuando apenas tenía 21 años de edad. Eres alguien diferente ahora, como lo explica tan elocuentemente Barbara Kingsolver, “No piensas que vas a vivir después de esto, y en realidad no lo haces. La persona que eras, ha desaparecido.”
Y cómo hacemos para seguir viviendo? Cómo hacemos para impedir que nuestra tristeza y desesperación se vuelvan los principios que dicten nuestras vidas? Y, para aquellos de nosotros que nos damos a la tarea de apoyar a las familias, amigos, vecinos y conciudadanos que se encuentran en el epicentro de estás trágicas pérdidas, cuales son algunas de las Cosas que Debemos y que No Debemos de Hacer para Apoyar a Alguien que se Encuentra Afligido?
Para contestar la primera de estas preguntas, les mostraré una guía que he desarrollado a través de los años que siguieron a la muerte de mi hija. He tenido el honor de compartir esta guía con las familias que han perdido a sus seres queridos en tragedias que incluyen 9-11, Columbine, Katrina, Sandy Hook, Boston, Las Vegas, y más recientemente COVID-19, que llamo Las 6 Maneras de Honrar. Cada manera es una guía para cómo empezar a vivir el resto de nuestras vidas con valor, sanar nuestros corazones destrozados, y honrar a las personas que hemos perdido.
La Primera Manera de Honrar: Nuestra Propia Supervivencia
La primera manera en que honramos la pérdida de un ser querido es la de lenta, y suavemente empezar a pelear por regresar a la vida. Nos permitimos el inevitable dolor, confusión, y angustia que vienen al perder a alguien a quien amamos. Y llegamos a comprender que el estar afligidos es tan natural y normal como sangrar cuando nos cortamos. El poner en acción las mejores prácticas para nuestro propio cuidado y aflicción sana nos permite aprender cómo vamos a sobrevivir su muerte. El sanar un corazón destrozado, descubrimos, puede requerir una medida de auto-cuidado y compasión que nunca antes habíamos requerido. Al convocar nuestra recién descubierta fé, entereza, valor y claridad, empezamos a entender exactamente lo que vamos a necesitar para poder sobrevivir.
La Segunda Manera de Honrar: Hacer algo bueno en su nombre.
Al hacer algo tan simple y elegante como encender una vela o plantar un árbol, o tan elaborado como llevar a cabo una ceremonia para celebrar su vida o el fundar una organización no lucrativa, le mostramos al mundo quiénes fueron, que vivieron, y que viven aún a través del bien que se hará en honor a su nombre. Las palabras y las acciones de seres queridos como esposos, esposas, hijos, padres, amigos y compañeros de trabajo que han perdido a alguien frente a COVID-19, están a la vista todos los días a lo largo de América. Estas maneras de honrar, además de las demostraciones de gratitud hacia nuestros médicos, enfermeras, y trabajadores de la salud por parte de aquellos que han sufrido pérdidas, son la manera en que transformamos nuestras más profundas penas en amor y en gratitud. Como ejemplo, una afligida esposa en Nueva York está honrando a su fallecido marido de 42 años de edad esparciendo el mensaje de cómo podemos movilizar mayores recursos y salvar más vidas.
La Tercera Manera de Honrar: Cultivar una relación espiritual con nuestro ser querido.
Antes era posible hacer una visita rápida, reunirse para el almuerzo ó levantar el teléfono para escuchar su voz. El hacernos a la idea de que ya no vamos a poder ver o escucharlos más nos trae una profunda aflicción. Aún así, nuestro amor por ellos sobrevive, tal vez mas fuerte que nunca, y aprendemos sobre el amor que nunca muere. Cómo y dónde expresar este amor que nunca muere nos lleva a la Tercera Manera de Honrar, al cultivar una “relación espiritual” con ellos. Conozco con 100% de certidumbre la verdadera naturaleza de la vida de la muerte, ó de lo que pasa cuando morimos? O si es que existe un “reino espiritual en el que nos podemos comunicar con aquellos que han muerto?” Por supuesto que no. Pero ahí es donde juega un papel la fé. El darnos a nosotros mismos el permiso para mantener con fé lo que nos da cierto grado de comodidad, y continuar expresando nuestro amor, nos ayuda a seguir adelante. Pueden haber pasado 3 años desde que levanté el teléfono, llamé a mi madre y le pregunté, “Cómo está mi madre favorita?” pero cuando estoy pensando en mi madre, o imagino su sonrisa, a veces me pregunto en voz alta “Cómo está mi madre favorita?” El afirmar el amor que nunca muere, al permitirnos a nosotros mismos expresar nuestro amor de una manera espiritual, puede ser otra manera de honrar a alguien.
La Cuarta Manera de Honrar: Encarnar alguna cualidad especial de ellos.
Ya sea que se trate de su bondad, de su sentido del humor, de su férrea determinación, de su lealtad o aún de su irreverencia, escoge un aspecto especial de su personalidad y empieza a encarnarlo. Podemos declarar, “Voy a ser una persona más bondadosa. La bondad de mi hijo vivirá en mí.” O puedes decidir que, “el tener una naturaleza más ligera y menos intensa, como la de mi padre, va a convertirme en una mejor versión de mí mismo.”
La Quinta Manera de Honrar: Escribir nuevos capítulos de vida.
Esta manera de honrar es tal vez la más desafiante: usando nuestras mejores habilidades, tratamos de comenzar a vivir el resto de nuestras vidas. Pero esto no siempre es algo fácil. Seguir adelante con nuestra vida cuando han sido una parte tan importante de ella, y sentir que los estamos dejando atrás, puede ser extremadamente doloroso y difícil. Algunos de nosotros nos encontramos en La Cámara de Tortura de Culpabilidad, obsesionándonos con lo que pudo o lo que debió de haber pasado, lo que hicimos o lo que dejamos de hacer, o si hubiéramos podido salvarlos. Recreamos cada escena en nuestras mentes, tratando de deshacer lo que no puede ser deshecho y llevándonos hasta un estado de aislamiento y desesperación.
El tratar de dar sentido al hecho de que su vida ha terminado (mientras que la nuestra continúa), el porqué el “Director de Reparto” se los llevó (y no a nosotros) y si es que tenemos el derecho de experimentar placer, comodidad, o hasta la más simple alegría (cuando ellos no), nos impide seguir adelante. El quedarnos atrapados en el querer darle sentido a las cosas que probablemente nunca lo tendrán, hace que nuestros corazones se sienten pesados.
Toma un gran valor y una disposición para escribir nuevos capítulos de nuestras vidas, el crear nuevas memorias, para que podamos seguir adelante. El recordarnos que fuimos un buen hijo o hija, madre o padre, amigo o miembro familiar; de todos los buenos tiempos que pasamos, de todas las bendiciones que trajimos a sus vidas; del amor y del cuidado que les ofrecimos; y de los tiempos de alegrías que compartimos juntos, empezamos a contar las bendiciones de haber compartido las vidas unos de los otros. Nuestros corazones se rompen abiertos en lugar de romperse cerrados al comenzar a escribir nuevos capítulos de nuestra vida y a generar nuevas memorias.
La Sexta Manera de Honrar.
Para ayudar a familias que quedaron destrozadas en el más crudo dolor después de 9/11, empezamos un programa llamado, “Tomando el Camino de Altura.” Al tratarnos unos a los otros con paciencia, bondad, respeto, humildad, compasión y entendimiento, los miembros sobrevivientes de las familias estaban expresando su amor por la persona que falleció. En lugar de caer en la desesperación, el enojo, el rechazo, el echar la culpa, la envidia y el resentimiento para diluír o destruír las relaciones familiares, con amigos, escuelas, compañías, y comunidades llegaron al acuerdo de tomar el camino de altura, y al hacerlo, los honran.